Visto por Heyst: Criaturas de Dios

Patricia Rivas Lis
4 min readMay 30, 2023

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Título original: God’s Creatures

Año: 2022

Duración: 94 min.

País: Irlanda

Dirección: Anna Rose Holmer, Saela Davis

Guion: Shane Crowley.

Historia: Fodhla Cronin O’Reilly, Shane Crowley

Reparto: Emily Watson · Paul Mescal · Aisling Franciosi · Toni O’Rourke · Isabelle Connolly · Marion O’Dwyer · Declan Conlon · John Burke · Sarah Kinlen

Música: Danny Bensi, Saunder Jurriaans

Fotografía: Chayse Irvin

“Criaturita” era la versión corta y cariñosa del “criatura de Dios” que exclamaban con pena las mujeres mayores de mi tierra cuando algo malo le pasaba a una niña o a un niño. Era pequeña pero, al oirla, percibía toda la altísima dosis de compasión que por la inocencia destruida expresaba la palabra. Porque ellas saben que ese algo que le pase a una criaturadedios le va a doler toda la vida. El dolor destruye la inocencia, Y las mujeres lo saben.

Hablo de mi tierra porque mucho se parece a ella la tierra y el mar, sobre todo el mar, a la de la costa irlandesa en la que se desarrolla esta película, tierra en la que la naturaleza en toda su grandeza funciona en la trama como un personaje más. Uno importante, además. Y la fotografía oscura y gris y luminosa, y luego otra vez gris, de la película la trata, a la naturaleza, con todo el respeto que merece en esa costa atlántica de Europa que tanto se parece en toda su extensión. Si la orografía fuese un puzle, sacas un trozo de playa, o de rocas, o una colina, o un bosque, de algún lugar de las Rías Baixas gallegas y la coloca en la costa irlandesa de Limerick, y cuela.

Hoy se asocia el Camino de Santiago precristiano con el viaje mítico que hizo Hércules hasta Iberia para robar los bueyes a Gerión, y hasta las islas Hespérides, para hacer lo propio con las manzanas de oro. En el siglo VI a.e.c., Procopio de Cesarea, historiador del emperador Justiniano, habla de los barcos que en la costa norte de la Galia se dedican a llevar las almas de los difuntos a la isla de los Muertos, allá, en las tenebrosas y desconocidas aguas del Atlántico; y Aristóteles, dos siglos después, describe en sus Noticias Maravillosas un camino mágico que atraviesa el sur de Europa, de este a oeste, por el que los peregrinos deben de ser ayudados en sus necesidades. Este mundo del más allá aparece descrito con detalle en la mitología celta como el Tir na n’Og, la tierra de la juventud en la que nadie envejece y que es común a la tradición cultural de los pueblos indoeuropeos. Esa es la tierra prometida del más allá, la del más acá, que es donde se desarrolla la película, es una tierra en la que la vida es dura. Y si eres mujer, porque en todas las tierras en las que la religión pesa de manera específica en la tradición (cultural), pesa de manera muy determinante para la vida (política) de la gente. La escena del (no) juicio es delirante, por creíble.

Es ahí, donde la tierra termina y empieza el mar de la muerte el escenario en el que, como decíamos, se desarrolla la película en la que además de muerte y mucho alcohol, hay mucho viento y mucho silencio, que es atronador en las escenas en las que el peso de esa tradición, católica y machista, es rotundamente aplastante.

Luego está el tema del Amor de madre, del tatuaje típico de algunos hombres resentidos con todas las mujeres, menos con su madre, que los va a salvar siempre, que es la versión light del Todas putas, que viene a decir lo mismo pero sin contemplaciones maternas. Es al primero al que, en un momento dado, parece la película estar dando la razón. Qué haces con tu amor de madre cuando sabes que no puedes querer a tu hijo. Y el del amor entre mujeres, al de lo que hoy, volviendo a la cultura clásica, que es la cultura, en definitiva, se llama sororidad (de soror, hermana). Qué haces cómo mujer cuando sabes que tu dolor y tu miedo te convierten en colaboradora necesaria de un sistema que te aniquila como como ser humano. En definitiva, que el tema de esta película es el amor en cualquiera de sus manifestaciones porque, sea como sea que se manifieste, el amor siempre es el mismo. Y en la orografía del amor, como en la de la pena, sacas un trozo de cualquier lado y lo encajas en cualquier otro, y cuela.

Y qué ocurre si mezclas muerte, amor de madre, el todas putas, el alcohol, el machismo religioso-cultural, el silencio y la inclemencia climática. Pues que si la mezcla es buena, te sale esta película. Y si la película es buena lo que se te sale del cuerpo es el alma por la pura pena de ver el desastre cultural de la humanidad en este lugar del mundo, bendecido y temido hasta por los dioses.

Una película tan dura como la vida misma. Y tan hermosa. Y por seguir con el asunto, porelamordedios vayan a verla.

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